Las promesas del nuevo líder serán difíciles de mantener en la empobrecida Sri Lanka.

El veredicto abrumador de los votantes a favor del NPP se ve como la culminación de un levantamiento popular desencadenado por la crisis económica. El levantamiento derrocó al presidente Gotabaya Rajapaksa en el verano de 2022, cuando Sri Lanka se quedó sin divisas extranjeras y luchaba por importar alimentos y combustible. El país había declarado anteriormente la bancarrota después de no poder pagar su deuda externa de unos $46 mil millones. India, China y Japón se encuentran entre los que han prestado miles de millones de dólares. Los resultados de las elecciones recientes también reflejaron la ira de la gente hacia los partidos políticos establecidos, como los de los ex presidentes Mahinda Rajapaksa y Ranil Wickremesinghe, por no haber sabido manejar el colapso económico. “Una de las prioridades de Dissanayake será brindar algún alivio económico a la gente debido a la excesiva carga impositiva y la crisis del costo de vida. La gestión de la deuda es otro gran desafío”, dijo el veterano analista político Prof. Jayadeva Uyangoda a la BBC. Hasta ahora, los enormes cambios políticos no parecen haber tenido ningún impacto en personas como Niluka Dilrukshi, una madre de cuatro hijos que vive en un suburbio de la capital Colombo. Su esposo es un obrero que recibe un salario diario y la familia todavía tiene dificultades para llegar a fin de mes. La BBC habló con ella sobre el aumento del costo de vida en enero de 2022, meses antes de que estallaran las protestas masivas. En ese momento, dijo que su familia solo comía dos comidas al día, en lugar de tres, y solo les daban verduras y arroz a sus hijos debido al alto costo del pescado y la carne. “Todavía estamos luchando para salir adelante y nada ha cambiado. El precio del arroz, que es el alimento básico, ha aumentado aún más. No estamos recibiendo ningún alivio del gobierno”, dice la Sra. Dilrukshi. Personas como ella quieren que el nuevo gobierno tome medidas inmediatas para reducir el costo de los productos esenciales. Sri Lanka es una nación dependiente de las importaciones y necesita divisas extranjeras para traer productos como alimentos y medicinas. Por ahora, Colombo puede mantener sus reservas de divisas ya que ha suspendido los pagos de su deuda. La verdadera lucha, señalan los expertos, comenzará probablemente en los próximos tres o cuatro años cuando comience a pagar su deuda. La percepción de la gente sobre el Presidente Dissanayake y su nuevo gobierno podría cambiar si no hay un cambio visible en su nivel de vida en los próximos dos o tres años. “La gente le ha dado un gran mandato. El FMI debería respetarlo permitiéndole brindar algún alivio a la gente a través de programas de bienestar social”, dice el Prof. Uyangoda.

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