5 formas de usar manualidades para impulsar un aprendizaje más profundo.

Puntos clave:

¿A quién no le gusta el arte y las manualidades? Desde los primeros días de kindergarten, los maestros han utilizado las manualidades como una forma de fomentar la curiosidad, la creatividad y las habilidades de pensamiento crítico de los estudiantes. Este tipo de aprendizaje práctico suele ser más divertido que estar sentado en un escritorio tomando notas. Incluso puede fomentar la comunicación y colaboración de los estudiantes cuando trabajan en grupos.

Aún así, las manualidades en el aula tienen el potencial de ser algo mucho mayor. Siguiendo cinco estrategias simples, los maestros pueden elevar el papel de las manualidades en nuestras aulas, transformándolas de simples actividades estéticas en experiencias de aprendizaje poderosas que fomentan una comprensión más profunda y el compromiso.

Vamos a explorar las cinco estrategias clave que ayudarán a fomentar el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la aplicación del conocimiento de maneras que realmente resuenen con nuestros estudiantes:

Optimizar: Esta primera estrategia se trata de tomar una manualidad simple y medir cómo funciona. En lugar de simplemente hacer un modelo, anima a los estudiantes a optimizar sus diseños. Por ejemplo, en lugar de que los estudiantes creen una flor con diferentes materiales, los maestros podrían desafiarlos a diseñar un polinizador hecho a mano que pueda transferir polen tan eficazmente como sea posible de una flor a otra. Dale a la clase criterios específicos de éxito, así como restricciones bajo las cuales deben operar. Esto fomenta el pensamiento creativo y ayuda a los estudiantes a comprender el valor de la eficiencia.

Iterar: En ingeniería, la iteración lo es todo. Queremos que nuestros estudiantes abracen el proceso de diseñar, construir, probar y refinar sus proyectos. Una estrategia común es hacer que los estudiantes construyan la torre más alta que puedan que también sobreviva a un terremoto en una mesa vibratoria. Los estudiantes diseñan una torre, calculan el costo de los materiales, registran su altura y luego evalúan su desempeño. ¡Una vez que la prueba ha concluido, vuelven y ven si pueden hacer la torre aún mejor! Les muestra a los estudiantes que el aprendizaje no se trata de hacerlo bien la primera vez, sino de aprender a través del proceso.

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Explicar: Es crucial que los estudiantes puedan articular su razonamiento y comprensión detrás de sus creaciones. Cuando diseñan algo, deberían ser capaces de explicar por qué funciona y cómo se relaciona con los conceptos que están aprendiendo. Esto implica enseñar a los estudiantes a pensar como científicos: hacer una afirmación, proporcionar evidencia y explicar su razonamiento. Este proceso se puede utilizar en una variedad de actividades, desde hacer que los estudiantes compartan por qué su torre sobrevivió a la mesa vibratoria, hasta por qué su polinizador artificial es el más efectivo. Lo importante es que apoya el desarrollo de habilidades de comunicación sólidas y una comprensión más profunda de la materia.

Evaluar: El pensamiento crítico entra en juego cuando los estudiantes evalúan su trabajo y el trabajo de sus compañeros. Al evaluar sus diseños frente a criterios específicos, aprenden a pensar críticamente sobre lo que hace que un proyecto sea exitoso y cómo se puede mejorar. Al igual que la iteración, la evaluación y la autoevaluación les dan a los estudiantes la oportunidad de refinar su trabajo y explorar nuevas ideas. Lo mejor que un estudiante puede hacer es siempre preguntar, “¿Por qué?”

Impacto: Finalmente, queremos que nuestros estudiantes piensen más allá del aula y consideren el impacto del mundo real de su trabajo. Hay numerosos ejemplos de jóvenes de todo el mundo que crearon inventos asombrosos para beneficiar a su comunidad local. Compartiendo estos ejemplos en clase, los estudiantes pueden aprender que su conocimiento es aplicable a su propio entorno. Ya sea diseñando un calentador de agua solar o una impresora braille con LEGO Mindstorms, los estudiantes deben comprender cómo sus innovaciones pueden marcar la diferencia. Esta estrategia también fomenta el pensamiento social y ambientalmente responsable.

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Mientras que no hay nada de malo en las manualidades tradicionales, los maestros pueden aprovechar estas actividades y desarrollar las habilidades que nuestros estudiantes necesitan para tener éxito en el siglo XXI. Ahora es el momento de transformar nuestras aulas con actividades significativas y prácticas que promuevan un aprendizaje más profundo a través de prácticas de enseñanza creativas y reflexivas. ¡Hagamos que cada manualidad cuente!

Ben Talsma, Instituto de Educación Van Andel

Ben Talsma es Especialista en Aprendizaje en el Instituto de Educación Van Andel, una organización educativa sin ánimo de lucro con sede en Michigan dedicada a crear aulas donde la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico prosperan.

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